En esta ocasión y como se acerca la Semana Santa, hablaré sobre una imaginería que no es muy conocida. Se trata de la imagen del niño Jesús Penitente.
No hace mucho realicé una tasación para una cliente de Málaga que tenía en su casa un niño Jesús Penitente escondido porque sus nietos cuando lo veían se ponían a llorar, y la señora quería saber su valor para poder venderlo y así evitar malos ratos a los niños.
En el siglo XXI, este tipo de imágenes nos parecen morbosas e incluso nos impresionan, pero a partir del concilio de Trento (1.545-1.563). se pusieron muy de moda. Para contextualizar este tipo de piezas hay que remitirse a dicho concilio.
Tras el concilio de Trento el pensamiento Cristiano descubre que puede acercarse al Niño Jesús y sacar nuevas enseñanzas de su debilidad, dirigiendo su mirada hacia los episodios que mostraban la tierna inocencia de aquel que había nacido para morir en la cruz. Se trató de retrotraer a la infancia de Jesús las características del Jesús adulto, dando lugar a prefiguraciones pasionarias para crear una dialéctica de la dulzura y ternura infantil con la tragedia del drama pasionario daño lugar a las imágenes del Niño Jesús de Pasión. Así encontramos imágenes del Niño Jesús llevando la cruz a cuestas acompañado, en ocasiones de un cordero, como símbolo del alma piadosa.

Este tipo de piezas, aunque realmente impresionan un poco, la verdad es que salen al mercado y tienen su público , coleccionistas , devotos e incluso hay personas que los tienen como objetos decorativos.
Es bastante habitual encontrar niños Jesús Penitentes en las subastas españolas y tiendas de antigüedades.